CRÍSTOFER CALZADA

Ese sentimiento constante de agobio

¿Crees que el sentimiento de agobio está normalizado en las sociedades actuales?, ¿alguna vez conociste a alguien que lograba no agobiarse ante ningún tipo de situación?, y por último, ¿te gustaría saber cómo llegar a ser esa persona?

agobio constante

[dropcap]C[/dropcap]uando unas vacaciones tocan a su fin y nos planteamos recomenzar la actividad habitual,  surgen  otra  vez  a  la  luz  de  la  conciencia  los  problemas  que  habíamos  creído enterrar con la partida. Uno de esos problemas se resume en una palabra que, cada vez, escuchamos más en boca de la gente: el agobio.

No sabemos descansar realmente.

El  trabajo  es  agobio,  el estudio  es  agobio,  lo  son  también  las  obligaciones  contraídas, los mil compromisos por los que debemos responder, las complicaciones que no sabemos resolver… Es como si las vacaciones no hubiesen servido para nada, como si el descanso de unos pocos o muchos días se hubiera borrado ante la sola idea de lo que nos espera.

Pero ¿es que realmente sabemos descansar? ¿O interpretamos como descanso el hecho de hacer poco y nada, de no pensar, de asumir una personalidad diferente a la del resto del año? Así, evidentemente, no descansamos. Así, tan solo escapamos por un breve lapso de tiempo, escondiéndonos del cúmulo de cosas que nos esperan a la vuelta para volvernos  a  agobiar;  caemos  en  las  garras  de  la  angustia  y  nos  sentimos  atrapados  por  las necesidades que, reales o no, nos ha ido poniendo la vida.

Interpretamos como descanso el hecho de hacer poco y nada, de no pensar, de asumir una personalidad diferente a la del resto del año.Delia Steinverg

el descanso real

La historia se repite en diferentes escenarios. ¿Por qué?

Nos agobian las obligaciones y aun los derechos que muchas veces no sabemos cómo ejercer ni en qué consisten. No nos  queda  más  remedio  que  hundirnos  en  la vorágine  y  anhelar  que  pasen  los  meses para  que  lleguen  las  próximas  vacaciones, que  imaginamos  mejores  que  las  presentes, aquellas que verdaderamente nos darán la oportunidad de descansar.

Sin embargo, año tras año se repite la misma historia.

Como ya nos decían los filósofos estoicos en el siglo III a.c, el problema está en nosotros y no fuera de nosotros. Es imposible viajar y alejarse de las preocupaciones habituales, puesto que ellas vendrán indudablemente en nuestra maleta. En este caso, de nada vale poner distancias de  por  medio  ni  dejar  la  mente  «en  blanco».  Nosotros  mismos  nos  convertimos  en nuestros  propios  enemigos  y  somos  la  causa de  nuestro  detestado agobio.

No  es  cuestión de cambiar de sitio ni de proponerse un descanso sin participar activa e inteligentemente en él.

Espero que tras esta  meditación  surjan  respuestas  esclarecedoras  para  resolver  el  agobio  que  nos  envuelve  como  bruma  impenetrable.

Espero que  descubramos que nos atrapan las cosas, no por su cantidad, sino por su intrascendencia: el hacer mucho que no conduce a nada, el moverse constantemente sin saber bien hacia dónde, el no tener metas definidas, o si lo son, pecar en cambio de impracticables. Así el hombre  interior  muere  ahogado  por  una  absurda  construcción, que, se supone se hizo para la propia protección, para el desarrollo personal.

Nos atrapan las cosas, no por su cantidad, sino por su intrascendencia: el hacer mucho que no conduce a nada, el moverse constantemente sin saber bien hacia dónde…Delia Steinverg

 

  • Bibliografía:

– Extracto sacado del libro: Reflexiones de un filósofo, Delia S.G. (2002)

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