CRÍSTOFER CALZADA

Perdonar, un acto de liberación personal

El perdón no es un regalo que se le da a otra persona, ni tiene relación con el asunto de si se lo merece o no.

El acto de perdonar es un asunto interior, subjetivo e íntimo; perdonar es liberar pensamientos y emociones arraigadas. Guardar rencor hacia alguien es lo mismo que pretender que te tomes veneno para que al otro le haga daño.

perdonar

Guardar rencor hacia alguien es lo mismo que pretender que te tomes veneno para que al otro le haga daño.  Juan Manuel de Ángel

¿Debo o no perdonar a quién me hirió? ¿Cómo consigo hacerlo?

Te propongo un ejercicio súper sencillo, ahora, es tu decisión hacerlo o no.

Busca un lugar y un momento adecuados, donde estés en calma, en paz y en silencio y que sepas que nadie te va a molestar. Apaga tu dispositivo móvil, este es un espacio y momento exclusivamente para ti. Sentada (no acostada) y con los ojos suavemente cerrados respira, sólo respira unas cuantas veces, normal, no hace falta hacer respiraciones raras.

Esto te llevará a un estado de relajación, dentro de ese estado de relajación visualiza a la persona a la que le tengas rencor o no hayas podido perdonar. Y aquí viene lo importante. Mientras lo visualices, pronuncia sea mental o verbalmente la frase “te perdono”, no importa si sientes el perdón o no, eso es irrelevante, simplemente pronuncia la frase “te perdono”, sin más sólo pronuncia “te perdono”, es más, ni siquiera tienes que decirle a esa persona que está en tu mente, simplemente suelta esa frase. Te va a liberar.

Agradecer sin motivo alguno, la panacea

Una vez realizado el acto de perdonar (sea sintiendo o no el perdón, da igual), entonces se pasa a la siguiente fase. Decir la palabra “gracias”, simplemente decir la palabra “gracias”. ¿Gracias de qué? No importa y no es necesario que haya un motivo, dar gracias es como regalar un obsequio, no se necesitan de motivos especiales, si lo queremos dar lo regalamos y punto, así sea un detalle. Simplemente decir “gracias”, e igual que con el perdón, tampoco es necesario decirlo a alguien en especial, simplemente soltar la palabra “gracias”.

La palabra “gracias” viene de “gratitud” y de la palabra “gracia”. No es necesario ser sinceros, sinceridad es para el Yo y para el ego, en cambio el ejercicio que aquí propongo es para el Ser, para la esencia que en cada uno de nosotros existe. Al invocarla surge de inmediato una sensación de paz o purificación, pero hay que estar en un momento meditativo para poder sentirlo, aunque hay quienes ya llevan un recorrido bastante amplio en meditación o en la elevación de la consciencia y no necesitan estar en estado meditativo para sentir y experimentar la Gracia Divina, pero si no lo puedes sentir dicha Divinidad, tampoco importa, simplemente al pronunciar “perdón” o “te perdono” se invoca a una Ley Divina, la Ley del Perdón a la que todos y cada uno de nosotros tiene derecho sin importar qué haya hecho una persona en particular.

Además de que una persona con el suficiente nivel de consciencia desarrollado, podrá percatarse de que una situación con alguna persona que consideramos ha hecho un daño, en realidad esa experiencia o esa persona son un maestro que la vida nos pone para enseñarnos algo o hacer que tomemos consciencia de algo que vamos a necesitar y es una enseñanza necesaria para un futuro, y más vale aprender la lección ya y pasar a lo que siga en la vida.

¿Gracias de qué? No importa y no es necesario que haya un motivo, dar gracias es como regalar un obsequio, no se necesitan de motivos especiales, si lo queremos dar lo regalamos y punto, así sea un detalle.Juan Manuel de Ángel

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